Esperanza
Caminar en
el desierto es una difícil travesía, nos hace perder muchas veces la esperanza,
la confianza, y lo que puede ser peor, se nos olvida que hay un Dios que no te
dejara postrado, que si rescató de Egipto fue para llevarlo a la vida
abundante.
En el primer verso del Salmo 23 vemos que David no olvidó lo
principal “Oh Dios, tú eres mi Dios”. Él buscaba agua en el desierto, pero no
la temporal, sino el agua que calma por siempre nuestra sed, el agua de la
presencia de Dios.
Tu también debes abastecerte y almacenar para las rutas
largas, debemos llenar tu cisterna de la Palabra de Dios que es un arma
poderosa, ninguna otra agua te saciará en esta travesía.
Quizás estés como
Habacuc, profeta de Dios que en lo último de su oración se quedó en un
desierto, pero aunque no tenía nada dijo: “Con todo yo me gozaré en Jehová y me
gozaré en el Dios de mi salvación.
La Biblia dice en Eclesiastés “Mejor son dos
que uno, porque si uno cayere, habrá un segundo que lo levante”. Uno de esos
eres tú y el Otro es tu Padre Celestial, si éstas en el desierto, aprende a
sujetarte de la mano de Dios, porque Él te va a sacar, no te dejará postrado,
declara en medio del desierto “Dios, Tú eres mi Dios.”
Dios quiere enviar agua
a tu desierto y mojarte, porque Él es Misericordioso. “Porque nada imposible
hay para Dios” Lucas 1:37. Hoy es tienes la gran oportunidad de conocer la
plenitud del Dios omnipotente, quién ha prometido estar contigo todos los días
hasta el fin del mundo.
Dale gracias porque ante él, las sombras de lo imposible
se desvanecen y se deshacen. Sigue creyendo, Sigue perseverando, Sigue
esperando, Mantente firme aunque no veas nada en el horizonte. Todo lo que
concierne a ti, está bajo el control total de Dios, Descansa en Él...
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